Tratamiento médico para el acné

El tratamiento médico para el acné varía según la gravedad de la afección y las características del paciente. Generalmente, incluye productos tópicos como cremas o geles con peróxido de benzoilo, retinoides o antibióticos, que ayudan a reducir la inflamación y combatir las bacterias. En casos moderados a severos, se pueden recetar antibióticos orales o medicamentos como la isotretinoína, que es altamente eficaz pero requiere supervisión médica por sus posibles efectos secundarios. Además, se recomienda mantener una rutina adecuada de cuidado de la piel y evitar manipular las lesiones para prevenir cicatrices. Siempre es importante consultar a un dermatólogo para un diagnóstico adecuado y un tratamiento personalizado.
Beneficios
- Disminución de la producción de sebo: atenuando la actividad secretora de las glándulas sebáceas.
- Control de la proliferación bacteriana: inhibiendo el crecimiento. Evita la reproducción de las cepas integrantes de la flora cutánea que pueden infectar los canales pilosebáceos obstruidos.
- Reducción del rubor y tumefacción epidérmica: disminuye y calma. La intensidad del proceso inflamatorio de las erupciones acneicas.
- Atenuación de las hiperpigmentaciones post acneicas: atenúa las lesiones acneicas. Mitigando las áreas hiperpigmentadas surgidas después de un brote de acné.
¿Cuántas sesiones necesitaré?
Combina un tratamiento médico intensivo con una completa línea de productos de mantenimiento domiciliario que incluye: una espuma de limpieza diaria, una crema de acción multifocal global de uso diario y una mascarilla facial desincrustante, purificante de uso semanal y una crema de uso focal.
El protocolo de aplicación del tratamiento médico consta de 3 sesiones que se realizan con un intervalo de 15 a 21 días entre sesión, según el criterio del especialista y en base a la sensibilidad y capacidad de recuperación de la piel tratada.
Información adicional
El acné vulgar es una patología crónica de alta prevalencia originada por un exceso androgénico. Clínicamente se caracteriza por un cuadro cutáneo polimorfo con varios tipos de lesiones, como comedones, pápulas, pústulas, nódulos, cicatrices e hiperpigmentaciones.
Paralelamente el acné puede llegar a tener implicaciones sociales, aumentando el grado de tensión emocional, y en consecuencia empeorando la calidad de vida de las personas afectadas por este trastorno.